Mis suegros vivieron una tiempo en la calle Poeta Cabanyes justo la epoca infantil de J.M.S. La hermana mayor de mi mujer tendria unos 8 años y era de la pandilla de la calle. Según tengo entendido por lo que cuenta, él era bastante "trapella" ... a ella la llamaba "la bomba" porque estaba gordita por aquel entonces.
Los mayores de cincuenta años tuvimos la suerte de criarnos en la calle.
Tal como usted dice, Veronica, aquella infancia vivida en el arroyo fue muy rica en emotividad, con los juegos separados de los niños y de las niñas, los amigos para siempre, el ganapia que quitaba la pelota a los pequeños, los enemigos que no juntábamos, la amiga que perdimos porque sus padres cambiaron de barrio, el niño que se puso enfermo y después murió...
Durante un hora antes del almuerzo y un par de horas –o más- antes de la cena, nos pasábamos la vida en la calle jugando todos con todos a la baldufa (trompo), a cromos, al botxí (la taba), al patinete, a balas, a tirar piedras, a saltar la cuerda (Dónde va el negrito con ese farol...) a la gepa (chepas), a fútbol, a beli-vá (bèlit, bólido), a correr, a patacons (flendi, tazos), a no tocar el suelo, a la xarranca (rayuela), a cazoletas de barro (cassoleta-peta), a la serpiente, a cuc (escondite), a chapas, a tocar espaldas, a los botones, a apuntar matrículas, a tirar petardos, al pañuelo, a manos, a pídola, a churro-mediamanga, a contar aventis... a todo, y me dejo algunos...
Para los que no teníamos patio en el cole, la calle era la zona de juego y fue allí donde se formaron la mayoría de caracteres, y fue allí donde la mayoría de niñas-mujer se dieron cuenta de lo burros y arbitrarios que podíamos llegar a ser los niños-hombre.
En lo que usted nos cuenta, Veronica, se percibe el grato agrado con que recuerda aquellos irrepetibles años de nuestra infancia. Pienso que no podría ser de otra manera, porque aquellos tiempos fueron, más que buenos o malos, los nuestros y fueron los únicos.
Sin tener mucho en cuenta la distancia social con la pija de las monjas del ‘surti’, o las pequeñas vejaciones adolescentes del hijo del empleado del Gas y la señora Ángeles.
La envidio, Vero, por haber pasado su infancia en aquella calle vertical, estrecha y soleada del Poble Sec.
En Sant Andreu mi calle de juegos estuvo muchos años sin asfaltar.
Tenía cuarenta y cinco metros de largo y era ideal para todo. Sus vecinos tenian una paciencia infinita con nuestras correrias, fuegos y ruidos.
Era la calle del Comte de Tallaferro.
Verónica:
A nosotros nos invade esta nostalgia pero la llevamos dentro y la recordamos con mucho cariño.
Lo triste es pensar lo que llevarán dentro nuestros nietos con sus maquinitas y sus ordenadores.
Mi mas cordial saludo
Joan
Lo dudo mucho.
El que has encontrado no debe ser yo.
En el apartado 'Collaso i Gil' no recuerdo haber entrado.
Lástima.
lletraferir,entra en el collaso i gil,en el barrio del raval,el 18-18-08 a las 7,27 hay un coentario,el 20-12-08 a las 13,38 hay otro comentario,y el 20-12-08,a las 15,15 el ultimo,dime si ers tu o no?porque lletraferit no creo hayyan muchos,un saludo.